La ciberseguridad ya no es un problema solo del departamento de TI, es un riesgo existencial para el negocio. Para la alta dirección, la pregunta ya no es si su organización será atacada, sino cuándo.
En América Latina, la realidad es particularmente cruda. El 72% de las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) ya ha sufrido al menos un incidente de ciberseguridad, mientras que la mitad de las grandes compañías han experimentado entre uno y nueve casos de filtraciones de datos.
Este panorama es aún más complejo por la sofisticación de los ciberdelincuentes, quienes ahora aprovechan el aprendizaje automático y la inteligencia artificial para eludir las defensas tradicionales.
Pero, ¿qué sucede cuando la prevención falla? La estrategia de tolerancia a fallos y resiliencia es la respuesta. Este enfoque va más allá de construir muros: se trata de asegurar que, si un ataque ocurre, su negocio pueda absorber el impacto, continuar operando y recuperarse rápidamente.
El modelo tradicional de ciberseguridad se centraba en la prevención absoluta. La premisa era simple: si construimos defensas lo suficientemente robustas, los atacantes no podrán entrar. Sin embargo, la realidad ha demostrado que esta mentalidad es insuficiente. Los expertos en ciberseguridad en la región se ven frenados por la complejidad de sus propios sistemas, lo que retrasa su capacidad de respuesta.
La adopción de una estrategia de tolerancia a fallos significa aceptar que los fallos y los incidentes son inevitables. Un sistema tolerante a fallos está diseñado para seguir funcionando incluso cuando una o más de sus partes fallen. Esta filosofía, al igual que la de "acceso a la red Zero Trust (ZTNA)", se centra en la autenticación continua y el control de acceso granular, haciendo que los recursos de la red sean invisibles para los usuarios no autorizados.
Para la alta dirección, esto significa un cambio radical de perspectiva:
Adoptar la tolerancia a fallos no es un proceso abstracto; requiere una ejecución estratégica y práctica. A continuación, un plan de acción para los líderes que buscan blindar sus organizaciones:
La ciberseguridad ya no es una opción, es un requisito para la continuidad del negocio y la protección de la reputación de su marca. La inversión en ciberseguridad en la región ha crecido hasta alcanzar los 21,600 millones de USD en 2024, y se espera que siga aumentando. Esta inversión, combinada con un enfoque estratégico en la tolerancia a fallos, puede ser el diferenciador que le permita a su empresa prosperar en un entorno incierto.
No se limite a esperar el próximo ataque. Prepárese para él.
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