Tradicionalmente, las inversiones en tecnología eran consideradas gastos de capital (CAPEX). Sin embargo, con la proliferación de la transformación digital y la transición a la Nube, las empresas comenzaron a trasladar sus gastos de IT a gastos operativos (OPEX).
Si bien los conceptos de CAPEX y OPEX no son nuevos, la flexibilidad, accesibilidad y variedad que ofrecen los productos y servicios en la Nube, hacen que implementar las inversiones de IT como gastos operativos sea más fácil que nunca.
¿Cuáles son las ventajas de cada tipo de inversión y cómo decidir qué opción se adapta mejor a las necesidades de cada departamento de IT.
¿Por qué invertir en CAPEX?
La importancia de CAPEX radica en las proyecciones (y decisiones) financieras que puede realizar una empresa. Es un factor al que hay que prestarle especial atención, ya que supondrá un indicador del ciclo de vida.
Beneficios de apostar a CAPEX: 
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Los gastos en CAPEX se amortizan a lo largo de los años.
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La inversión en CAPEX mejora la competitividad de su empresa en el mercado.
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Le da autonomía a su negocio, ya que no depende de equipos o servicios de terceros, sino que todo se gestiona de manera interna.
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Permite dar soporte al crecimiento y la escalabilidad de su negocio a largo plazo.
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Su negocio puede beneficiarse de la reventa de los activos que no utilice.
¿Por qué invertir en OPEX?
Por su parte, OPEX hace referencia a todos los gastos operativos de una compañía. En esta categoría se ubican los movimientos de efectivo sobre gastos recurrentes de productos y servicios, salarios de empleados, licencias de software y alquileres de instalaciones.
Algunos diferenciales de invertir en OPEX:
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Invertir en OPEX le permite acceder a una infraestructura IT bajo demanda y de acuerdo a las necesidades particulares de su departamento.
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Permite reducir costos y redistribuir recursos de una manera más eficiente.
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Invertir en soluciones de software como servicio (SaaS) le brinda a su departamento y su compañía mayor flexibilidad y la posibilidad de escalar su infraestructura de manera rápida y efectiva.
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Le brinda la posibilidad de escalar hacia arriba o hacia abajo según las cargas de trabajo y le otorga una mayor agilidad a su departamento.
¿Existe una elección mejor?
La realidad es que dependiendo de su negocio y particularmente de su departamento de IT, deberá considerar ambas opciones antes de elegir una por sobre la otra. Aquí hay varios aspectos a tener en cuenta antes de definir su inversión:
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Proceso de aprobación: los activos de CAPEX pueden tardar más tiempo en aprobarse, mientras que los de OPEX usualmente son aprobados con mayor rapidez.
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Desembolso de efectivo: para un gasto de capital, todo el dinero debe pagarse por adelantado, mientras que los gastos de OPEX permiten pagar a lo largo del tiempo, de forma mensual o trimestral.
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Elementos de apoyo: la adquisición de hardware como CAPEX suele venir acompañada de la compra de otros artículos, incluidos suministros de energía, mantenimiento y garantías. El mismo artículo como gasto de OPEX normalmente incluye todos los componentes de infraestructura que acompañan al hardware, lo que le permite pagar todo dentro de un solo paquete.
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Escala de crecimiento: la compra de un bien de capital requiere de una proyección a futuro. Un equipo, por ejemplo, se puede comprar con la intención de reemplazarlo o actualizarlo cada tres años. Eso significa que cuando compre ese equipo, tendrá que comprarlo con todas las capacidades que cree que necesitará durante los próximos tres años. Las inversiones de OPEX, permiten contratar capacidades adicionales según sea necesario y ejecutar capacidades más bajas cuando haga falta, reduciendo costos.
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Control sobre sus activos: Cuando se realiza una inversión CAPEX, su empresa se convierte en propietaria del capital adquirido y tiene control total sobre su uso, ubicación y disposición. Cuando se adquiere un servidor como OPEX, depende del hardware, el software y el mantenimiento que proporciona el proveedor de ese servicio. Es posible que tenga problemas si su proveedor tiene una interrupción, no tiene la capacidad suficiente para satisfacer sus necesidades o no puede cumplir con sus acuerdos de nivel de servicio (SLA).
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Software como servicio: Hoy en día, las PYMES que optan por un modelo OPEX pueden elegir opciones de SaaS a cambio de suscripciones mensuales accesibles. De esta manera, las empresas sólo pagan por lo que utilizan, lo cual ayuda a optimizar el flujo de caja.
Una opción alternativa: la inversión híbrida
La buena noticia es que no es necesario elegir entre un y otro modelo de forma exclusiva. A la hora de repensar su infraestructura tecnológica, puede asignar presupuestos para CAPEX y OPEX de forma independiente, teniendo en cuenta las necesidades del negocio y las proyecciones de crecimiento a futuro.
La inversión en CAPEX y OPEX va a depender de una amplia gama de variables, como:
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Política de gastos: La política de gastos de su empresa influye directamente sobre qué modelo elegir a la hora de invertir en IT.
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Presupuesto para inversión: ¿Qué capital dispone su departamento para invertir en infraestructura IT? ¿Qué modelo se adapta mejor al presupuesto de su compañía?
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Proyección a futuro: ¿Cuál es la proyección de crecimiento de la empresa para los próximos diez años? ¿Cuál es la capacidad de inversión actual y cuáles son las expectativas de expansión a mediano y largo plazo?
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En este punto, es muy importante hacer un análisis exhaustivo de los números para definir qué modelo de inversión se adapta mejor a la realidad de su departamento.
Hoy en día, muchas empresas optan por un modelo híbrido de IT en el que se compran bienes de capital que se complementan con productos y servicios en la Nube. Por tal motivo, una vez analizados los distintos escenarios y comprendidas todas las alternativas y posibilidades, la mejor opción para su empresa dependerá de cómo proyecta los próximos años.
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